Muchos de los pergaminos del mar Muerto, algunos de los hallazgos arqueológicos más conocidos de todos los tiempos, pueden ser más antiguos de lo que se pensaba, según un nuevo estudio.
El nuevo análisis, que combinó la datación por radiocarbono con la inteligencia artificial, determinó que algunos de los manuscritos bíblicos datan desde hace unos 2.300 años, cuando vivieron sus presuntos autores, dijo Mladen Popović, autor principal del informe publicado el miércoles en la revista PLOS One.
En 1947, unos pastores beduinos descubrieron por casualidad los pergaminos en el desierto de Judea, cerca del mar Muerto. Posteriormente, los arqueólogos recuperaron miles de fragmentos pertenecientes a cientos de manuscritos de 11 cuevas, todas cerca del sitio de Khirbat Qumrán en lo que ahora es la Ribera Occidental.
“Los manuscritos del mar Muerto fueron extremadamente importantes cuando se descubrieron porque cambiaron completamente la forma en que pensamos sobre el judaísmo antiguo y el cristianismo temprano”, dijo Popović, quien también es decano de la Facultad de Religión, Cultura y Sociedad de la Universidad de Groningen en Países Bajos. “De alrededor de 1.000 manuscritos, un poco más de 200 son lo que llamamos del Antiguo Testamento bíblico, y son las copias más antiguas que tenemos de la Biblia hebrea. Nos dieron mucha información sobre cómo era el texto en ese entonces”.
Los pergaminos son como una máquina del tiempo, según Popović, porque permiten a los académicos ver lo que la gente leía, escribía y pensaba en ese momento. “Son evidencia física y tangible de un periodo de la historia que es crucial, ya seas cristiano, judío o no creas en absoluto, porque la Biblia es uno de los libros más influyentes en la historia del mundo, por lo que los manuscritos nos permiten estudiarla como una forma de evolución cultural”, dijo.

Casi ninguno de los manuscritos del mar Muerto —que fueron escritos principalmente en hebreo sobre pergamino y papiro— tiene fechas inscritas. En base principalmente en la paleografía, el estudio y desciframiento de la escritura y los pergaminos antiguos, los expertos creían que los manuscritos databan desde el siglo III a.C. hasta el siglo II d.C. “Pero ahora, con nuestro proyecto, tenemos que fechar algunos manuscritos ya hacia finales del siglo IV a.C.”, dijo, lo que significa que los pergaminos más antiguos podrían ser hasta 100 años más antiguos de lo que se pensaba.
“Eso es realmente emocionante porque abre nuevas posibilidades para pensar en cómo se escribieron estos textos y cómo llegaron a otros s y lectores, fuera de sus autores originales y sus círculos sociales”, añadió Popović.
Según los autores del informe, los hallazgos no solo inspirarán más estudios y afectarán las reconstrucciones históricas, sino que también abrirán nuevas perspectivas en el análisis de manuscritos históricos.
Determinar la antigüedad de los manuscritos del mar Muerto

Las estimaciones anteriores de la antigüedad de los manuscritos provenían de dataciones por radiocarbono realizadas en la década de 1990. El químico Willard Libby desarrolló este método —utilizado para determinar la edad de materiales orgánicos— a finales de la década de 1940 en la Universidad de Chicago. También conocido como datación por carbono 14, un análisis químico de una muestra, como un fósil o manuscrito, determina la cantidad de átomos de carbono 14 que contiene. Todos los organismos vivos absorben este elemento, pero comienza a descomponerse tan pronto como ocurre la muerte, por lo que observar cuánto queda puede dar una cifra bastante precisa de un espécimen orgánico de hasta unos 60.000 años.
Sin embargo, la datación por carbono tiene sus inconvenientes. La muestra analizada se destruye durante el proceso y algunos resultados pueden ser engañosos. “El problema con las pruebas anteriores (en los pergaminos) es que no abordaron el tema del aceite de ricino”, dijo Popović. “El aceite de ricino es un invento moderno, y fue utilizado en la década de 1950 por los primeros estudiosos para hacer el texto más legible. Pero es un contaminante moderno y altera el resultado del radiocarbono hacia una fecha mucho más reciente”.
El equipo del estudio primero utilizó nuevas técnicas modernas de datación por radiocarbono en 30 manuscritos, lo que reveló que la mayoría eran más antiguos de lo que se pensaba. Solo dos resultaron ser menos antiguos.
Luego, los investigadores usaron imágenes de alta resolución de estos documentos recién fechados para entrenar una Inteligencia Artificial (IA) que desarrollaron, llamada “Enoch”, en honor al personaje bíblico padre de Matusalén. Los científicos presentaron a Enoch más documentos que habían sido datados por carbono, pero sin revelar la información de la fecha, y la IA adivinó correctamente la antigüedad el 85% de las veces, según Popović. “En varios casos, la IA incluso dio un rango de fechas más estrecho para los manuscritos que el propio carbono 14”, dijo.
Después, Popović y sus colegas alimentaron a Enoch con más imágenes de 135 manuscritos diferentes de los Manuscritos del mar Muerto que no habían sido datados por carbono y le pidieron a la IA que estimara su antigüedad. Los científicos calificaron los resultados como “realistas” o “no realistas”, según su propia experiencia paleográfica, y encontraron que Enoch dio resultados realistas en el 79% de las muestras.
Algunos de los manuscritos del estudio resultaron ser entre 50 y 100 años más antiguos de lo que se pensaba, dijo Popović.
Una muestra de un pergamino que se sabe contiene un versículo del Libro de Daniel se creía que databa del siglo II a.C. “Eso era una generación después del autor original”, dijo Popović, “y ahora, con el carbono 14, lo ubicamos con seguridad (más atrás) en la época del autor”.
Otro manuscrito, con versículos del Libro de Eclesiastés, también resultó ser más antiguo, añadió Popović. “El manuscrito se había fechado previamente, según la paleografía, entre 175 y 125 a.C., pero ahora Enoch sugiere entre 300 y 240 a.C.”, dijo.

Eventualmente, la inteligencia artificial podría suplantar al carbono 14 como método de datación de manuscritos, sugirió Popović. “El carbono 14 es destructivo”, dijo, “porque necesitas cortar un pequeño trozo de los pergaminos del mar Muerto, y luego se pierde. Son solo 7 miligramos, pero es algo que te pierdes. Con Enoch, no tienes que hacer nada de esto. Este es un primer paso. Hay todo tipo de posibilidades para mejorar Enoch aún más”.
Si el equipo avanza con el desarrollo de Enoch, Popović cree que podría usarse para evaluar escritos siríacos, árabes, griegos y latinos.
“Un gran paso adelante”
Los académicos que no estuvieron involucrados en el estudio se sintieron alentados por los hallazgos.
Contar tanto con la IA como con un método de datación de carbono 14 mejorado permite un nivel de calibración entre ambas metodologías que es útil, según Charlotte Hempel, profesora de la Biblia hebrea y el judaísmo del Segundo Templo en la Universidad de Birmingham en el Reino Unido. “El patrón pronunciado parece ser que la IA ofrece una ventana más estrecha dentro de la ventana del carbono 14”, dijo por correo electrónico. “Me pregunto si esto sugiere un mayor nivel de precisión, lo cual sería extremadamente emocionante”.
El estudio representa un primer intento de aprovechar la tecnología de IA para extender el conocimiento científico existente de la datación con carbono 14 de ciertos manuscritos a otros manuscritos, dijo Lawrence H. Schiffman, Profesor Distinguido Global de Estudios Hebreos y Judaicos en la Universidad de Nueva York.
“Hasta cierto punto, aún no está claro si el nuevo método nos proporcionará información confiable sobre textos que aún no han sido datados con carbono-14”, agregó por correo electrónico. “Los comentarios interesantes sobre la revisión de la datación de algunos manuscritos que pueden esperarse a través del desarrollo adicional de este enfoque o nueva datación de carbono-14, aunque no sean nuevos para este estudio, constituyen una observación muy importante sobre el campo de los pergaminos del Mar Muerto en general”.
En relación a los aspectos computacionales del estudio, Brent Seales, profesor de Ciencias de la Computación de la Universidad de Kentucky, dijo que el enfoque adoptado por los autores parece riguroso incluso si los tamaños de las muestras son pequeños.
Sin embargo, usar IA para reemplazar completamente la datación por carbono puede ser prematuro. “(IA) es una herramienta útil para incorporar en el panorama más amplio, y para hacer estimaciones en ausencia de Carbono-14 basado en el testimonio de otros fragmentos similares”, escribió Seales en un correo electrónico.
“Como todo lo relacionado con el aprendizaje automático, y como un buen vino, debería mejorar con el tiempo y con más muestras. La datación de manuscritos antiguos es un problema extremadamente difícil, con datos escasos y fuertes limitaciones de y experiencia. Bravo al equipo por esta contribución basada en datos que da un gran paso adelante”.