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Los momentos más icónicos de Elon Musk durante el Gobierno de Trump
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Durante años, los republicanos en el Congreso han lidiado con un presidente como Donald Trump que rara vez se involucra —o a menudo parece no ser consciente— de las batallas legislativas del día a día, hasta que un día decide hacer ruido.

A veces, le han sugerido con suavidad que podría involucrarse un poco antes en el proceso. Pero el presidente con frecuencia espera, y luego simplemente hace estallar todo, lo que obliga a los legisladores a improvisar para responder a sus caprichos. Ya en 2018 lo comparé con un “pirómano legislativo”.

Esa situación ya era bastante complicada para los legisladores republicanos.

Pero ahora, al parecer, ya son dos los multimillonarios que actúan como pirómanos legislativos.

El martes por la tarde, Elon Musk arremetió contra lo que Trump llama su “Gran y Hermoso Proyecto de Ley”, centrado principalmente en ampliar los recortes fiscales. La propuesta ha puesto a prueba la paciencia tanto de los conservadores fiscales —preocupados por el aumento de la deuda nacional— como de los republicanos que quieren proteger Medicaid, el cual sufriría recortes importantes según la versión aprobada por la Cámara de Representantes.

WASHINGTON, DC - MAY 30: Tesla CEO Elon Musk and U.S. President Donald Trump laugh as they listen to a question from reporters in the Oval Office of the White House on May 30, 2025 in Washington, DC. Musk, who served as an adviser to Trump and led the Department of Government Efficiency, announced he would leave his role in the Trump istration to refocus on his businesses.  (Photo by Kevin Dietsch/Getty Images)
Musk tilda de "abominación repugnante" el proyecto de ley sobre presupuesto de Trump
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Musk no se ha limitado a manifestarse en contra de la iniciativa. Llegó al punto de calificar el proyecto como una “abominación repugnante” que dispara la deuda, en contra de lo que afirman los líderes republicanos y la Casa Blanca. Acusó a los legisladores republicanos que lo apoyaron de estar actuando mal a conciencia. Incluso insinuó que quienes se opongan a él podrían ser blanco de su ira en las elecciones de 2026.

“Aumentará de forma masiva el ya gigantesco déficit presupuestario hasta los US$ 2,5 billones (¡!!!) y cargará a los ciudadanos estadounidenses con una deuda insostenible y aplastante”, publicó Musk en su plataforma social X. También escribió: “Qué vergüenza para quienes votaron a favor: saben que hicieron mal. Lo saben”.

Aunque Musk ya había expresado de forma sutil sus reservas sobre los aranceles de Trump, había roto con algunos de sus aliados en temas como las visas para trabajadores altamente calificados y había dicho sentirse “decepcionado” por el “Gran y Hermoso proyecto”, esta vez fue mucho más allá. Su ataque frontal es como si hubiera tomado una motosierra contra el que probablemente sea la campaña legislativa más significativa de los republicanos en el Congreso actual —y contra la agenda de Trump— sin previo aviso.

Musk, quien dejó recientemente su rol como empleado especial del Gobierno, tiene mucho en juego como empresario, algo que el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, sugirió que podría explicar su estallido.

“Sé que el mandato sobre los [vehículos eléctricos] es muy importante para él. Pero eso se va a acabar, porque el Gobierno no debería estar subsidiando estas cosas como parte del Green New Deal. Y sé que eso afecta a su negocio. Lo lamento”, dijo Johnson.

No es la primera vez que Musk actúa de esta manera.

Tras la elección de Trump en noviembre, el empresario tuvo quizá el papel más decisivo en el repentino hundimiento de un proyecto de ley bipartidista para evitar el cierre del Gobierno.

Lo hizo incluso cuando Trump se había mantenido en silencio hasta ese momento. Muchos comenzaron a preguntarse quién estaba realmente al mando. El equipo de Trump aseguró que estaba alineado con Musk, pero entonces, ¿por qué fue Musk quien tomó la delantera?

La misiva de Musk de aquel entonces fue notable por la rapidez con la que convocó a la oposición conservadora e hizo responder a los funcionarios republicanos, a menudo con tono suplicante. Recordó los numerosos casos en los que Trump se inmiscuyó repentinamente en batallas legislativas a última hora y las sacudió.

(De hecho, incluso en ese proyecto de ley específico, Trump decidió muy tarde en el proceso exigir que el paquete incluyera un aumento del techo de la deuda, una solicitud que surgió de la nada y dejó a los republicanos preguntándose por qué no había hablado antes).

El presidente Donald Trump durante una aparición con Elon Musk en la Oficina Oval el 30 de mayo de 2025.

Pero esto es distinto a lo ocurrido en diciembre. En esta ocasión, los republicanos impulsaron por su cuenta un proyecto de ley centrado en los recortes de impuestos de Trump (en lugar de una legislación indispensable para evitar el cierre del Gobierno) con el objetivo de obtener la aprobación del presidente. Y Trump elogió esa iniciativa. Más temprano el martes, incluso arremetió con fuerza contra uno de los principales críticos republicanos del proyecto, el senador Rand Paul de Kentucky, cuyas objeciones coinciden con las de Musk.

El respaldo de Trump a la iniciativa ha generado una tensión mucho más directa y visible entre sus posturas y las de Musk que en cualquier otro momento anterior, sin que haya una salida decorosa clara para el movimiento MAGA.

Hay mucho que discutir con el proyecto de ley, y prácticamente nadie pensó que el paquete aprobado por la Cámara de Representantes, que Musk criticó el martes, será el proyecto final. Pero su retórica vehemente sugiere que los cambios marginales no le bastarán.

La oposición de Musk llega en un momento particularmente inoportuno, después de que los republicanos de la Cámara de Representantes consiguieran los votos necesarios y los republicanos del Senado apenas comenzaban a abordar el tema con seriedad. Y esto dificulta enormemente que el Partido Republicano argumente que esto es, de alguna manera, fiscalmente responsable.

WASHINGTON, DC - MAY 30: Tesla CEO Elon Musk holds a key gifted by U.S. President Donald Trump in the Oval Office of the White House on May 30, 2025 in Washington, DC. Musk, who served as an adviser to Trump and led the Department of Government Efficiency, announced he would leave his role in the Trump istration to refocus on his businesses.  (Photo by Kevin Dietsch/Getty Images)
“DOGE se fortalecerá con el tiempo”, dice Musk tras dejar su cargo especial en el Gobierno de Trump
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La oposición de Musk también es importante porque da un espaldarazo a las preocupaciones conservadoras sobre el costo del paquete. Algunos republicanos, como Rand Paul, el senador Ron Johnson de Wisconsin y otros del Caucus de Libertad de la Cámara de Representantes, han defendido este argumento, pero ninguno se acerca a Musk. No es difícil imaginar que esto reavive algo del pasado reciente del Tea Party del Partido Republicano. Al igual que en el enfrentamiento de diciembre, el martes vimos a todo tipo de republicanos sentirse repentinamente obligados a responder al ataque de Musk. Algunos críticos y escépticos del proyecto de ley redoblaron su campaña.

Aún está por verse cuánta influencia pueda tener Musk sobre senadores individuales, considerando su baja popularidad y la de DOGE, y el hecho de que ya no forma parte oficial del Gobierno. También es un recién llegado a la política conservadora y enfrentarse a Trump podría alejar a algunos de sus nuevos aliados. Sin embargo, las encuestas muestran que sigue teniendo un peso importante entre la base republicana: un sondeo de finales de abril de The New York Times/Siena College reveló que el 77 % de los republicanos tenía una opinión favorable de él, y el 44 % una “muy favorable”. Musk también ha demostrado estar dispuesto a gastar decenas de millones de dólares en campañas políticas.

Esto, sin duda, complica los intentos del Partido Republicano de unificarse en torno a la agenda legislativa de Trump. Los republicanos ya cuentan con mayorías ajustadas, especialmente en la Cámara de Representantes. Pero parecía que estaban superando el estancamiento que los marcó durante el gobierno de Biden (como cuando destituyeron al entonces presidente de la Cámara, Kevin McCarthy), gracias a la lealtad compartida hacia Trump y el temor de enfrentarse a él.

Ahora, sin embargo, tienen que lidiar con dos multimillonarios impredecibles y difíciles de manejar, con poco conocimiento legislativo, grandes audiencias y caprichos inestables.

(Un ejemplo de ello: Musk calificó el paquete como un “proyecto de ley de gastos del Congreso repleto de gastos superfluos”, pero el motivo por el que el proyecto de ley es caro no son las partidas presupuestarias específicas ni los “gastos superfluos”, sino más bien la extensión de la reducción de impuestos).

Y cada vez parece más claro que los objetivos de estos dos personajes están en conflicto.

La relación entre Trump y Musk siempre fue incómoda. Musk aboga por recortar el gasto y reducir el tamaño del gobierno federal; en la práctica, se ha convertido en una especie de agente del revival del movimiento Tea Party de principios de la década de 2010. Pero eso nunca ha sido una prioridad para Trump, quien suele hablar de reducir el gasto sin tomar medidas concretas. (Incluso la semana pasada, al despedirse de Musk, Trump optó por hablar de eliminar el techo de la deuda).

Ambos parecían coincidir en su intención de sacudir las estructuras del gobierno federal: Musk a través de los recortes impulsados por DOGE y Trump en su objetivo de convertirlo en una institución leal a su figura. Pero DOGE pronto se convirtió en un problema y ahora la relación entre ambos está a prueba.

Musk no ha ocultado que discrepa con gran parte de lo que está haciendo Trump. En una entrevista con CBS News emitida el domingo, dio a entender que se estaba conteniendo.

“Estoy un poco en un dilema”, dijo Musk, “porque no quiero, ya sabes, hablar en contra del gobierno, pero tampoco quiero asumir la responsabilidad de todo lo que este gobierno está haciendo”.

En cuestión de días, Musk pasó de contenerse a complicar seriamente las perspectivas legislativas del Partido Republicano. Y si planea seguir ejerciendo su influencia de esta manera, el partido tendrá que lidiar con dos grandes variables capaces de cambiar el panorama en cualquier momento.

Y ya era bastante difícil con solo una.