La alfombra roja se desplegó oficialmente por el Paseo de la Croisette para dar la bienvenida a la Riviera sa a las estrellas del Festival de Cine de Cannes.
En su 78ª edición, este acontecimiento es una joya en el calendario tanto de los cinéfilos más exquisitos como de los amantes de la moda más refinada. A lo largo de 12 días, actores, directores, productores, influencers y demás descienden por las alfombradas escalinatas, no solo para promocionar su último largometraje en el alto templo del cine mundial, sino también para lucir su atuendo.
Este año, la apuesta por la moda se elevó incluso antes de que el festival abriera sus puertas, tras un cambio en el código de vestimenta oficial pocas horas antes del inicio. Se prohibió explícitamente la desnudez (con lo que presumiblemente se prohíbe también la actual tendencia de vestidos “desnudos”, favorita de las celebridades, que ha dominado la alfombra roja en los últimos años), al igual que los “atuendos voluminosos” con grandes colas para controlar el flujo de personas.
Algunas, como Halle Berry, acataron obedientemente las restricciones. “Tenía un vestido increíble de (Gaurav) Gupta que no puedo llevar esta noche porque tiene una cola demasiado grande”, dijo la actriz en una conferencia de prensa. “No voy a saltarme las normas”. Otros continuaron descaradamente con sus planes originales de vestuario. Heidi Klum y Wan QianHui fueron las primeras rebeldes del año, con vestidos de gala y desafiantes colas en cascada.
En la ceremonia inaugural, Bella Hadid lució un vestido de Saint Laurent y estrenó su cabello rubio miel. Jeremy Strong optó por un esmoquin rosa empolvado (en el photocall del jurado se reveló que también tiene un chándal y un sombrero a juego del mismo color).
