En el lejano sur del mundo existe un continente de 14,2 millones de kilómetros cuadrados cubierto en hielo, casi sin poblar y que —por el momento— no le pertenece a nadie, aunque muchos países lo desean.
Rica en recursos naturales y con una ubicación geográfica en el extremo sur de enorme importancia estratégica -controlando las vías marítimas comerciales más australes-, la Antártida estuvo en los sueños de muchas potencias durante el siglo XX, pero un tratado firmado en 1959 tuvo éxito en poner freno a la lucha por la dominación y limitar las actividades a la investigación científica.
Pero ahora, la creciente rivalidad global entre Estados Unidos y China, sin desestimar las aspiraciones de potencias medias como Argentina, Chile y Australia, ni la persistencia del Reino Unido y Rusia, están poniendo en tensión ese status quo.
Y en medio de esa rivalidad, Argentina, uno de los pioneros en el establecimiento en Antártida, podría tener un rol clave que cumplir.
La reciente visita del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Alvin Holsey, a Argentina en los últimos días incluyó de hecho un paso por Ushuaia, la ciudad más austral del país y considerada como una de las puertas de a la Antártida.
Es, de hecho, la segunda visita a Ushuaia en menos de un año: en junio de 2024 la entonces jefa del Comando Sur, Laura Richardson, pisó la ciudad en la provincia de Tierra del Fuego y incluso se reunió allí con Milei.
En esa ocasión, la visita de Richardson llegó de la mano de la donación de un avión de transporte militar Hércules C130H que, entre otras funciones, “apoyaría la investigación científica de Argentina en la Antártida”, dijo la jefa del Comando Sur.
Poco antes de viajar, la jefa del Comando Sur había señalado ante el Congreso de EE.UU. sus preocupaciones por el proyecto de construcción de un puerto por parte de China en la ciudad de Río Grande, también en Tierra del Fuego.
En concreto, Richardson dijo que el puerto “respaldaría el sostenimiento y la proyección de poder de China en las proximidades del estrecho de Magallanes, el pasaje de Drake y la Antártida”.

Eso “mejoraría drásticamente la capacidad de la República Popular China para acceder a la región antártica y su área pesquera e impactaría la movilidad estratégica de Estados Unidos hacia un área reservada para la paz y la ciencia”, señaló Richardson.
Aquel proyecto de puerto proviene de un memorándum entre la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur y la empresa estatal china Shaanxi Chemical Industry Group Co. Ltd. firmado en 2023. Se trata de una instalación multipropósito con capacidad para embarcaciones de hasta 20.000 toneladas de desplazamiento, de acuerdo con el decreto 3312/2022. Al momento, su construcción no ha comenzado.
La Argentina de Milei y EE.UU.
El contexto de ambas visitas es clave: el presidente de Argentina, Javier Milei, se ha declarado aliado de Estados Unidos, en un fuerte contraste con sus predecesores Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, y para muchos analistas necesita del apoyo de Washington en sus negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que tiene a Argentina como su principal acreedor.
Esta alianza coexiste, sin embargo, con una relación estrecha del país sudamericano con China gestada en gobiernos anteriores: China es uno de los principales socios comerciales de Argentina y en el país sudamericano funciona una estación de observación del Espacio Lejano operada por China y construida en 2017. Además, parte de las reservas estratégicas de moneda extranjera de Argentina están desde 2009 en yuanes.
En lo que a la Antártida y el océano Atlántico Sur se refiere, Argentina ha quedado en el medio de Estados Unidos y China, en una especie de péndulo que gira según el signo político del Gobierno de turno en Buenos Aires.
Pero el programa antártico argentino es longevo, firmemente establecido y escapa al contexto actual: el país estableció su primera presencia humana en 1904 tras comprar una estación meteorológica en las islas Laurie, de acuerdo con la historia oficial.
Desde entonces Argentina mantiene presencia ininterrumpida en el continente y reclama como propio el territorio al que denomina “Sector Antártico Argentino”, y que se encuentra definido por le paralelo 60° Sur y los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste.
Buena parte de este territorio, sin embargo, está reclamado también por Chile y el Reino Unido, país con el que Argentina además mantiene una disputa por las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, que llevó a una breve guerra en 1982.
¿Qué dice el Tratado Antártico?
Los primeros exploradores llegaron a la Antártida a comienzos del siglo XIX, pero no hubo intentos serios de establecimiento de bases ni reclamos de soberanía sino hasta la primera mitad del siglo XX.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el interés por la Antártida se disparó y con este las disputas internacionales entre los países que habían establecido presencia en el continente.

Para evitar el conflicto y establecer un marco legal para las actividades en el continente, los países involucrados negociaron y firmaron el Tratado Antártico en 1959, el cual entró en vigor en 1961. En esencia, el tratado prohíbe las actividades militares y establece libertad para la investigación científica en Antártida.
Además, reconoce que siete países —Argentina, Australia, Chile, Francia, Nueva Zelandia, Noruega y el Reino Unido— tienen reclamos territoriales (en muchos casos superpuestos) sobre el continente, aunque efectivamente los pone en pausa por la duración del tratado. Estados Unidos y Rusia se reservan el derecho de establecer futuros reclamos.
Fueron 12 países los firmantes originales: los que tenían reclamos territoriales junto a Bélgica, Japón, Sudáfrica, la Unión Soviética (ahora Rusia) y Estados Unidos.
Posteriormente, el número aumentó a 58 países, incluyendo a China, Brasil, India y Ucrania, y se abrió una secretaría precisamente en Buenos Aires, la capital de Argentina.
¿Cuán grande es la presencia humana en la Antártida?
En el continente no hay poblaciones permanentes, sino personal científico y militar en las distintas misiones de los 30 países que han optado por iniciar actividades.
De acuerdo con datos de 2024 citados por el CIA World Factbook, la población total asciende a aproximadamente 5.000 en verano y 1.100 en invierno, cuando la mayoría de las bases cierran y solo quedan un puñado de bases permanentes.

La población estadounidense es la mayor en verano, llegando a 1.495 personas, seguido por Argentina (425), Chile (375), Reino Unido (315) y Australia (238).
Estados Unidos opera, de hecho, la base más grande de la Antártida: la estación McMurdo.
En invierno, la población de Argentina es la mayor con 225 personas, seguida por Estados Unidos (215), Rusia (125), Chile (114) e India (48).
China en la Antártida
Más limitada, la presencia de China en Antártida asciende a 164 personas en verano y 32 en invierno.
Pero para un país que estableció su primera base apenas en 1985, las actividades de China no han parado de crecer, y al momento cuenta con cinco bases de investigación, de acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés).
A comienzos de abril China incluso estrenó un nuevo telescopio en la estación Zhongshan, de acuerdo con la agencia estatal Xinhua.
Pero, al igual que ocurre con otras potencias del hemisferio norte, sin embargo, una presencia estable en el polo sur probablemente requiera de cooperación a largo plazo con los países del sur.
Con información de Emiliano Giménez y Lilit Marcus, de CNN.